A medida que las tecnologías de los vehículos autónomos evolucionan, los datos generados dentro de los automóviles crecen exponencialmente y conseguir compartir esta información con los dispositivos de su entorno necesarios para funcionar de manera adecuada supone un reto difícil de superar.
Y es que los automóviles autónomos generarán al menos de 380 TB de datos por año en Estados Unidos, según los cálculos de la Asociación Americana del Automóvil (AAA). De acuerdo con sus estimaciones, un ciudadano promedio pasa 17600 minutos conduciendo anualmente, lo que provocaría que un auto produjera entre 380 TB y 5 100 TB de datos en solo un año.
La principal razón de la oscilación en las cifras estimadas es que las cantidades de datos producidas variarán en función del grado de automatización de los vehículos, ya que no todos tienen el mismo nivel.
Actualmente, existen seis niveles establecidos por la SAE Internacional, formalmente Sociedad de Ingenieros de Automoción, que determinan los distintos grados de automatización de este tipo de transporte.
De hecho, los automóviles más avanzados del mercado que existen hoy por hoy solo tienen autonomía de nivel 2 y 3. Y algunos fabricantes de automóviles ya están anunciando sus primeros autos de nivel 4 para este año.
Este proceso de automatización de los vehículos está provocando que se estén convirtiendo en gadgets. Es decir, la gente está comenzando a elegir un vehículo por sus características y servicios de software, en lugar de por sus características físicas o mecánicas como la potencia y diseño. Y esta nueva tendencia es la causante de que se estén multiplicando exponencialmente los datos producidos por este medio de transporte y que surjan importantes retos a la hora de compartir esta información.
En ActionsDATA somos expertos en el manejo de datos y nos apasionan las tecnologías que se basan en estos para innovar. Por eso, hoy te contamos cómo funcionan los vehículos autónomos.
El desafío de los datos en los vehículos autónomos
La generación, transmisión y análisis de los datos es la base del funcionamiento de los vehículos autónomos. Estos necesitan una comprensión profunda de la información que producen y reciben para tomar decisiones inteligentes basadas, no solo en las condiciones del tráfico, sino también en las preferencias de los pasajeros (configuración de los asientos, iluminación interior, temperatura, reproductor de música, etc).
Tecnología basada en la transmisión de datos en tiempo real
El automóvil autónomo funciona fundamentalmente debido a dos tecnologías: la inteligencia artificial (IA) y el machine learning (ML) o aprendizaje automático. Estas son las que permiten que el automóvil aprenda y se adapte a las diferentes reacciones de los pasajeros y las situaciones cambiantes del entorno.
Estas tecnologías requieren una informática extremadamente eficiente, que a menudo se gestiona en un servidor en la nube y no en dispositivos pequeños, como los teléfonos.
Y es que la AI y ML necesitan trabajar con cantidades ingentes de datos para sacar conclusiones y construir mecanismos de toma de decisiones más inteligentes, que deben ser procesados en tiempo real y de manera eficiente para que los vehículos pueden tomar múltiples decisiones de manera inmediata.
Ancho de banda insuficiente para los vehículos autónomos
En definitiva, el reto actual para la evolución de los vehículos autónomos ya no es el desarrollo de la tecnología de autonomía, que ya está muy avanzada, sino el desarrollo de redes que tengan ancho de banda suficiente para permitir la comunicación entre vehículos y con otros elementos de su entorno, como lo semáforos o los wearables, a la velocidad necesaria.
Y este reto no está solucionado, ya que la innovadora red 5G no será suficiente, debido a que un vehículo autónomo puede producir 1GB de datos por segundo, mientras que las redes 5G prometen un ancho de banda que permitirá transmitir de 100 MB a 1GB por segundo. Esta última cifra en las condiciones óptimas, es decir, que el dispositivo que transmite la información esté situado en una ciudad bien conectada y no se mueva en absoluto, algo que no tiene sentido en un vehículo autónomo.