Tecnología

Datos móviles para un mundo más sostenible

La contaminación y el cambio climático son dos asuntos que ya marcan las agendas de numerosos Gobiernos. De hecho, cada vez son más los estudios científicos que avisan a la humanidad de los graves problemas que afronta el planeta Tierra en caso de que no se adopten medidas. Así que hoy en ActionsDATA queremos hablarte de una de las soluciones más modernas y curiosas que nos puede aportar la tecnología para minimizar su participación involuntaria en la degradación del Medio Ambiente: los datos móviles como vía para la sostenibilidad.   

La contaminación tecnológica, un gran problema poco visible

Cuando pensamos en contaminación, lo que primero nos suele venir a la cabeza son las basuras y residuos que generamos durante nuestro día a día, así como las emisiones de gases que, por ejemplo, desprenden las fábricas cuando están activas o los coches al circular. Pero también hay un tipo de contaminación que no es tan conocido y que tiene un potencial nocivo de gran magnitud, hasta el punto de plantear un reto para la sociedad moderna.  

Nos referimos a la contaminación tecnológica, un fenómeno que ya durante la Revolución Industrial empezó hacerse notar y que ahora, en pleno s.XXI, no ha hecho más que acrecentarse. Y no solo de forma palpable a través de los procesos de fabricación y producción de los aparatos tecnológicos actuales o de los residuos que estos generan cuando son desechados; sino también a consecuencia de su uso. 

Y es que disfrutar de los últimos avances en telefonía, electrodomésticos o informática tiene un precio para el mundo que nos rodea. Es inevitable, porque para existir y funcionar requieren de energía (electricidad), la cual deja su huella ecológica de diversas formas. Especialmente en los procesos que se llevan a cabo para obtenerla a partir de fuentes no renovables, por la emisión de gases y la generación de residuos; así como también por la utilización de agua para crear sistemas de refrigeración. 

Las previsiones indican que el consumo energético a escala global no va a dejar de crecer, ya que a la vez que la población mundial aumenta, cada vez hay más tecnologías e infraestructuras que demandan un sustento eléctrico para estar activas. De hecho, en 2017 la Agencia Internacional de Energía (AIE) ya avisó que la demanda de energía se iba a incrementar un 30 % para 2040; y que entonces los procesos de urbanización serán equivalentes a añadir al planeta una ciudad del tamaño de Shanghái cada cuatro meses.   

Energías renovables y tecnología para reducir el consumo

El problema, por tanto, está sobre la mesa. De hecho, recientemente Austria ha llevado incluso sus consecuencias más allá, ya que su Ministerio de Defensa ha animado a sus ciudadanos a que estén preparados para un supuesto cada vez más probable: un gran apagón que afecte a grandes poblaciones y que se prolongue durante varios días. Una situación que podría producirse por varias razones, desde un ciberataque a una sobrecarga del sistema, pasando por un problema en el suministro de gas. 

¿Y qué puede hacer la humanidad para que su dependencia energética no tenga un coste ecológico tan alto? Lógicamente, la transición hacia fuentes renovables de energía pasa como la solución más evidente y factible. Aunque no es la única, porque la propia tecnología también puede convertirse en una aliada para reducir la creciente contaminación medioambiental. 

Un perfecto ejemplo de ello son los datos móviles. La información permite tomar decisiones útiles en multitud de campos y el medioambiental es uno de ellos. El acceso al Big Data y su adecuado análisis posterior puede ayudar al ser humano a llevar a cabo un consumo energético más inteligente y eficiente, de forma que la producción se ajuste con exactitud a la demanda y se puedan tomar las decisiones adecuadas para reducir la contaminación del agua y del aire.   

¿Cómo pueden ayudar los datos móviles a hacer un mundo más sostenible?

A raíz de lo comentado, se ha empezado a hablar ya del Big Data medioambiental o Green Data. La idea de este concepto es aprovechar todos esos datos que generan los aparatos conectados a Internet para que la propia tecnología, a través de mecanismos como la Inteligencia Artificial o el machine learning, ayude a un mejor aprovechamiento de la energía y de los propios recursos que nos ofrece el planeta. 

Así, los datos móviles ya están participando de avances en material medioambiental como:  

  • Creación de smartcites que apuestan por la sostenibilidad: Las ciudades son cada vez más inteligentes, dado que el flujo constante de datos y la conectividad – tanto de personas como máquinas – están ayudando a medir y controlar sus niveles de contaminación, su consumo energético o su generación de basuras. De esta manera, el ser humano ya puede distribuir el tráfico de una manera adecuada para evitar atascos, acceder a rutas en tiempo real o encontrar aparcamiento de forma rápida. Al igual que es posible también realizar una gestión eficiente de los residuos, para fomentar el reciclado y reducir la huella medioambiental. 
  • Ayudar a que la agricultura sea más productiva: Incorporar la tecnología de datos a la agricultura, a través de mecanismos como sensores de humedad, estaciones meteorológicas o la utilización de drones, es ya muy importante para maximizar sus resultados y aprovechar al máximo los recursos naturales. Así, los agricultores pueden programar su trabajo en función del clima, anticiparse a problemas con los que pueden encontrarse, elegir los métodos idóneos de cultivo, predecir con cierta exactitud cómo se desarrollarán sus cosechas, etc.   
  • Cuidar tanto del agua como del aire: El agua es otro motivo de preocupación para el ser humano, porque se calcula que para el año 2050 la demanda del líquido elemento en todo el mundo podría crecer hasta el 55 %. Por eso, los datos móviles serán un factor determinante para hacer un uso eficaz de ella y favorecer su aprovechamiento. No en vano, estos ya nos ayudan a medir su calidad, a detectar si hay trazas de contaminación y de dónde procede esta, a efectuar trasvases para que distintas zonas tengan un acceso óptimo a ella o incluso a ajustar su consumo en los hogares y la industria. Y con el aire, más de lo mismo. Según la Organización Mundial de Salud (OMS)7 millones de personas mueren al año por la contaminación atmosférica. De forma que, gracias a los datos móviles, los ciudadanos podemos conocer con exactitud los niveles de contaminación que hay en las zonas donde nos encontramos; a la par que las empresas también pueden tener mucho más control sobre sus emisiones, y los organismos públicos tienen la capacidad para proyectar planes ‘verdes’ para reducir la contaminación. 

En consecuencia, la tecnología no solo debe verse como un ingrediente más del problema medioambiental. También debe formar parte de su solución, porque nos ofrece herramientas tremendamente útiles para un desarrollo sostenible, de manera que nuestras decisiones y actividades de hoy no comprometan el futuro de las generaciones que vienen.  

 

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