Datamanagement & BBDD, Tecnología

¿Por qué los Centros de Datos fueron infraestructuras críticas durante la pandemia?

Dos años después de su llegada a Europa, la pandemia de COVID-19 parece haber dado un respiro a la sociedad. Cada vez más países están relajando las medidas sanitarias y la sensación es que lo peor ya ha pasado. Por eso, empieza a ser momento de recapitular todo lo ocurrido en estos meses y de reflexionar sobre el notable papel que han jugado los Data Centers para solventar los momentos en los que Internet ha soportado mayor presión.

De hecho, ¿hasta qué punto los Centros de Datos han sido infraestructuras críticas durante la pandemia? Hoy en ACTIONS vamos a profundizar en su importancia y en los motivos por los que vamos a poder seguir confiando en ellos en el futuro para dar soporte a un gran número de actividades básicas para nuestro día a día.

La pandemia, un ‘examen sorpresa’ para los Centros de Datos

Cuando nos conectamos a Internet a través de uno de nuestros dispositivos, tenemos acceso a millones de páginas, a multitud de servicios y gestiones. Pero detrás de este proceso tan intuitivo a nivel de software, hay una compleja infraestructura tecnológica que se apoya en sistemas de hardware. Y es que Internet no podría existir si no existieran servidores físicos encargados de almacenar, gestionar y cuidar de la información.

Por lo tanto, lo que vemos y disfrutamos en el mundo digital existe porque sencillamente se sustenta en sistemas de almacenamiento reales. En este caso, el saber sí ocupa lugar, y para que Internet sea accesible a los usuarios es básico que existan unas infraestructuras que funcionen adecuadamente.

El problema es que todo este ‘tejido’ tecnológico tiene límites en cuanto a la carga de trabajo que pueden soportar. Y la pandemia generó un efecto de ‘bola de nieve’ que provocó que la presión sobre Internet creciera enormemente en solo unos días, tras la implantación de medidas de confinamiento por parte de los gobiernos de todo el mundo.

En concreto, se calcula que en los 12 meses posteriores a la declaración del ‘Estado de Alarma’ en España, el tráfico en Internet creció hasta un 50 %. Algo lógico, porque las personas empezaron a pasar mucho más tiempo en casa y, ante sus dificultades para hacer vida social, optaron por comunicarse a través de aplicaciones de mensajería y por entretenerse con las redes sociales, las plataformas de vídeo en streaming o, simplemente, con la navegación online.

Una prueba superada con muy buena nota

Queda claro que, en esos meses, el hasta entonces importante papel que jugaban los Centros de Datos se convirtió en fundamental. Por eso, el Gobierno de España decidió denominarlos durante la  pandemia como “infraestructuras críticas” y catalogó a sus técnicos como “empleados esenciales”. Un reconocimiento necesario, que además buscaba garantizar los mecanismos de seguridad precisos para que todo funcionara adecuadamente en esos meses clave.

Y lo cierto es que estos respondieron con muy buena nota. Junto a la infraestructura de telecomunicaciones y la infraestructura eléctrica, los Data Centers estuvieron a la altura del reto y permitieron que las consultas, gestiones y procesos se pudieran hacer con normalidad en Internet durante los momentos más duros de la pandemia. De esta forma, la sociedad y la economía no se detuvieron; y tanto miles de empresas como millones de ciudadanos pudieran continuar con sus actividades sin grandes problemas.

Los retos del futuro para los Centros de Datos

Ahora, aunque la sensación es que lo peor ya ha pasado, los Centros de Datos no pueden bajar la guardia. Ante sí tienen varios retos y amenazas, como:

  • Necesidad de aumentar su eficiencia: Frente a la crisis energética actual que se padece a escala mundial, los Data Centers están obligados a mejorar su rendimiento para minimizar su consumo eléctrico y ahorrar costes. Tanto el mantenimiento de los servidores como los procesos de refrigeración suponen la mayor parte del consumo, por lo que su rentabilidad pasa, además de por una mejora tecnológica, por una apuesta clara por las energías renovables para dejar de depender de las fuentes más caras.
  • Ciberseguridad: Bajo su condición de infraestructuras críticas, los Centros de Datos también se han convertido en puntos sensibles para la estabilidad del tejido industrial y empresarial. De hecho, al almacenar y gestionar información delicada, han pasado a estar en el mundo de mira de ciberdelincuentes, lo que les obliga a extremar las precauciones para garantizar un servicio tan seguro como estable.
  • Reducción de la latencia: Como hemos visto, la presión sobre la infraestructura que conforman los Data Centers no deja de crecer. Pero al mismo tiempo, se exige que estos respondan cada vez más rápidamente. Ante ello, no queda otra que trabajar para reducir la latencia de sus procesos, lo cual pasa por invertir en el denominado Edge Computing. Es decir, en llevar estas operaciones lo más cerca posible de los usuarios y de las fuentes de datos.

En definitiva, la excelente respuesta que han dado los Centros de Datos a una situación tan complicada es una estupenda noticia. Pero no debe ser motivo para la relajación, sino todo lo contrario: un acicate para seguir trabajando duro y mejorar constantemente una infraestructura que, como ha quedado demostrado, hoy ya sustenta una parte importante de nuestras vidas.

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