El almacenamiento y la gestión de los datos y de la información es un eje central alrededor del que pivota la labor de multitud de empresas. Por eso, a la hora de establecer la infraestructura que debe sustentar todo este trabajo diario, los responsables de estas compañías se ven ante la tesitura de definir tanto las características de los servicios informáticos que van a ayudarles en este proceso como la procedencia de los mismos.
Así, la digitalización de la información ha configurado un entorno donde existen dos soluciones básicas, la nube pública y la privada, y una combinación de ambas. Lo que nos lleva a preguntarnos si realmente la nube híbrida es la respuesta definitiva a las necesidades de las empresas o, si por el contrario, es un recurso que debe ceñirse a situaciones muy concretas.
¿Qué es la nube híbrida?
Partiendo de la idea de que la nube de Internet hace referencia a un conjunto de servidores que trabajan como una red única gracias a su interconexión, podemos decir que la nube híbrida es un entorno mixto que enlaza un sistema privado con uno o varios de sistemas públicos de terceros. Por lo tanto, combina lo mejor de unos y otros, aunque lógicamente, no es la solución perfecta, tal y como veremos más adelante.
Habitualmente son las propias empresas las que, a la hora de enfocar la gestión de la información que utilizan para su labor, deciden qué tipo de nube es la más conveniente para sus intereses. Y en este sentido, es importante señalar que la nube híbrida requiere de una infraestructura que sea capaz de aunar, a través de una red segura y eficiente, a una o varias plataformas públicas que actúan como servicio (IaaS) con el centro de datos que sustenta la nube privada.
Por lo tanto, esta infraestructura se basa en redes, servidores y software que tengan la capacidad de virtualizar esa información. Y con ello, lo que se consigue es que esta sea almacenada en servidores y también pueda ser mostrada a petición, a través del sistema conectado a las propias redes. De manera que la nube híbrida incluye una combinación de recursos tanto externos como internos; en un entorno donde las dos partes deben estar preparadas para coordinarse adecuadamente.
Las ventajas de la nube híbrida
Los beneficios que aporta la nube híbrida son numerosos para las empresas. Y entre ellos, encontramos los siguientes:
- En un contexto donde la preocupación por la seguridad de los datos es cada vez mayor, esta solución es la ideal. Principalmente, porque permite un mayor control de los datos privados, al facilitar que estos se alojen en servidores de la propia empresa, con lo que además se reduce la latencia a la hora de acceder a ellos.
- En la línea del anterior punto, facilita el control y la limitación del acceso a los datos más sensibles, de forma que solo personal autorizado pueda verlos y utilizarlos.
- Es la respuesta perfecta para las enormes exigencias del Big Data, el cual en ocasiones precisa de tareas analíticas complejas que implican grandes procesos computacionales. Para estos casos, las compañías pueden optar por almacenar por sí mismas la información y posteriormente llevar a cabo estas tareas en la nube pública, donde sus servidores no se vean afectados ni sobrecargados.
- Su administración puede ser muy sencilla de llevar a cabo gracias a la implementación de interfaces de programación de aplicaciones (API). Estas están pensadas para pulir y mejorar la operatividad de toda la red, así como para establecer una buena interconexión de todos sus nodos.
- Es plenamente flexible y adaptativa, porque deja total libertad de elección para que cada empresa decida qué tipo de recursos destina a cada una de sus necesidades. Por ejemplo, es posible enfocar la mayor parte de la carga de trabajo en la nube privada, pero al mismo tiempo contar con un servicio de nube pública para contar con recursos informáticos, con ancho de banda o con mayor capacidad de almacenamiento, ante cualquier imprevisto que pueda surgir o para prevenir picos inesperados de demanda.
- Elimina tareas y procesos repetitivos y redundantes, porque a través de su administración única el trabajo puede llevarse a cabo de forma centralizada y específica.
- Supone un ahorro de espacio, porque no se requieren tantas instalaciones como la opción plenamente privada. Con ello, las empresas tienen la posibilidad de centrarse en disponer de los recursos básicos y de recurrir a la nube pública cuando sea necesario.
- Es una buena forma de ponderar riesgos y hacer pruebas. Por ejemplo, a la hora de crecer o de expandirse, una empresa puede apoyarse inicialmente en la nube pública para calcular hasta dónde llegan sus necesidades. Y a partir de ahí, quizá puede plantearse la adquisición de más recursos privados para ser más autosuficiente o para estar lista ante los retos que tenga por delante.
- Ayuda a cumplir con las normativas vigentes, porque al ofrecer las dos opciones, las compañías podrán emplear en cada momento la idónea para responder a los requerimientos legales. Es lo que, por ejemplo, ha sucedido con empresas estadounidenses tras la implantación de la Normativa de Protección de Datos Generales (GDPR) de la Unión Europea. En estos casos, al moverse entre dos entornos legales diferentes, el modelo híbrido ha solucionado problemas importantes y ha sido una forma de facilitar la armonización de estos dos ‘mundos’.
Las desventajas de la nube híbrida
Como acabas de ver, son numerosos los aspectos donde la nube híbrida marca la diferencia. Pero tampoco es la opción perfecta, porque hay algunos aspectos donde también sale perdiendo respecto a las alternativas existentes. Por ejemplo:
- Es la solución más compleja, porque requiere de una estructura integral y de un diseño avanzado para su administración que permita gestionar todo desde una única interfaz. Y además, esto es algo que también complica la seguridad de toda la red, al requerir un sistema más completo que pueda proteger toda la comunicación entre lo privado y lo público.
- Necesita de un mantenimiento coordinado con el proveedor de la nube pública. La empresa debe cuidar de su propia nube, para que toda la red pueda funcionar de forma satisfactoria y no surjan problemas internos que afecten a la conexión con el servicio de terceros.
- Es exigente a nivel tecnológico, porque requiere de la ya mencionada estructura para gestionar todas las cargas de trabajo que circulen entre las dos nubes. Por lo tanto, obliga a una actualización constante y, nuevamente, a una coordinación eficaz con el proveedor público.
- Necesita de planificación y visión de futuro. Las empresas deben anticipar cómo adaptarán la nube híbrida cuando necesiten ampliar o reducir sus recursos, sobre todo si inicialmente su enfoque principal se orienta hacia la nube privada.
- Genera dependencia del servicio de terceros. Por eso, no pocas empresas deciden que los datos importantes y de alto rendimiento estén en sus servidores, mientras que la información secundaria o accesoria quede en la nube pública, dada su mayor latencia o el riesgo siempre presente de que surjan fallos de cualquier tipo.
La nube híbrida, una solución a medida de cada empresa
En definitiva, la nube híbrida aporta lo mejor de cada una de las otras dos soluciones y es totalmente adaptable y escalable. Su flexibilidad es muy apreciada por las empresas, sobre todo si precisan el manejo de enormes cantidades de datos, ofrecen numerosos servicios tecnológicos o necesitan del establecimiento de infraestructuras fuertes para gestionar cargas de trabajo dinámicas.
Pero al mismo tiempo su complejidad es evidente, de forma que es necesario que las organizaciones mediten bien sobre sus necesidades. En este sentido, la clave es definir qué tipo de solución requieren para desempeñar su labor y si les es suficiente con las opciones más sencillas (nube pública o privada). Si no, el modelo híbrido siempre será la respuesta para ellas y, para su rentabilidad y eficacia, deberán llevar a cabo un análisis de su situación para crear y desarrollar una infraestructura de red segura y plenamente integrada con el servicio de terceros.
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