En 2022, los Smart Buildings tendrán 483 millones de dispositivos conectados (sensores, actuadores, módulos, gateways…) a nivel mundial. Esta cifra supone un crecimiento anual promedio del 33% respecto a los 151 millones de dispositivos conectados instalados en este sector en 2018. Al menos, esto es lo que prevé el último informe de Berg Insight, que afirma que estos edificios inteligentes marcarán el futuro de las ciudades y de la interacción de las personas con el entorno.
En términos de conectividad, cerca de 4,5 millones de estos dispositivos se conectaron a través de redes celulares en 2018. El número de conexiones celulares en el mercado de la automatización de edificios crecerá un 44,1% hasta alcanzar los 19,4 millones en 2022, según el mismo análisis. En definitiva, los Smart Building sufrirán grandes transformaciones y estarán cada vez más interconectados entre ellos y con otros elementos de la ciudad.
En ActionsDATA somos expertos en tecnología y hemos analizado las tendencias que más interesantes nos parecen para un futuro cada vez más próximo.
Ecológicos y autosuficientes
The Edge, en Ámsterdam, está considerado por muchos como el “edificio más inteligente del mundo”.
Tiene un muro, en el lado sur, construido totalmente por paneles solares, el cual proporciona al edificio el 102% de la energía que requiere para su funcionamiento diario. Para conseguirlo, tiene un acuífero de 130 metros de profundidad, en el cual se almacena la energía y funciona como una batería para el edificio. Como consecuencia, la mayor parte del tiempo produce más energía de la que utiliza.
Además, el sistema central del edificio ofrece información a cada uno de sus empleados sobre cuál es la mejor ubicación en cada momento para trabajar, según la temperatura e iluminación.
Y ahora sus diseñadores están trabajando en un modelo de celdas solares que contarán con una conexión USB, de manera que las personas puedan cargar ahí sus dispositivos móviles, aprovechando el superávit energético.
Barrera contra la contaminación
Los edificios inteligentes estarán equipados cada vez más con sensores que monitoreen los niveles de CO2 y las partículas contaminantes, enviando alertas y ajustando la ventilación si es necesario.
Y en países con niveles alarmantes de contaminación, como China o México, estos edificios contarán con la función de cerrar automáticamente el sistema de ventilación que permite acceso del aire del exterior hacia el edificio, cuando se alcancen niveles de polución dañinos para la salud de los habitantes de los edificios.
Iluminación a medida
Una de las tendencias más importantes para los edificios, que ya se está implantando, pero que aumentará en el futuro es la iluminación inteligente, la cual se ajustará a las preferencias de los ocupantes, es decir, una iluminación centrada en el ser humano.
Estos sistemas de iluminación inteligentes pueden imitar la progresión de la luz natural a lo largo de un día para seguir nuestro ritmo circadiano o cambiar su intensidad de acuerdo con las diferentes necesidades de los ocupantes.
En una oficina, por ejemplo, se pueden usar luces más brillantes después del almuerzo para ayudar a los trabajadores a concentrarse, mientras que las luces suaves en los hospitales pueden ayudar a los pacientes a relajarse.
Del Smart Buildings a la Smart City
En términos de edificaciones inteligentes, lo que realmente transformará de manera radical nuestro entorno es la conexión de los Smart Buildings con su entorno. Esto es lo que dará lugar a las Smart Cities, que serán las ciudades del futuro.
La conexión entre edificios y el entorno citadino se producirá en múltiples aspectos, pero en uno de los que será más relevante, será en el ámbito energético. Es preciso tener en cuenta que, en las grandes ciudades, los edificios suponen alrededor del 70% del consumo energético. Los edificios inteligentes se coordinarán con la red eléctrica externa para obtener y aportar energía.
Otra tendencia será la optimización del uso de espacios compartidos, por ejemplo, de coworking, gracias al Internet de las cosas, que permitirá informar en tiempo real sobre la disponibilidad de espacio, garantizando así un uso más eficiente.
Además, el Internet de las cosas será fundamental para el desarrollo más eficiente de los servicios públicos, por ejemplo, para coordinar visitas médicas, alertas a las fuerzas de seguridad o a los bomberos o el transporte público localizado.
Los edificios inteligentes son cada vez más frecuentes, pero es previsible que en el futuro esta tecnología esté en la totalidad de las edificaciones de las ciudades y, sin duda, transformarán la forma en la que interactuamos con nuestro entorno y con la sociedad.
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