Los especialistas en marketing son cada vez más conscientes de cómo recopilan y utilizan los datos de los consumidores. Dos años después de la promulgación del Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea, la Federación Mundial de Anunciantes ha publicado una encuesta que muestra que el 74% de los CMO creen que la ética de los datos será más importante para su trabajo en los próximos cinco años.
Los beneficios y la importancia del papel que juega la tecnología en el tratamiento de los datos han sido más evidentes que nunca en los últimos años. Sin embargo, tratándose de algo tan sensible como la información, no se es aconsejable adoptar libremente una actitud predeterminada frente un asunto tan relevante y complejo. Por eso, la industria del marketing ha empezado a debatir sobre el uso de la información sobre los clientes, y ya ha planteado la distinción entre ‘la posibilidad hacer algo’ y ‘hacer lo moralmente correcto’.
En ActionsDATA somos expertos en almacenamiento y gestión de datos y hoy analizamos en nuestro blog la ética de los datos, una pieza que cambiará la estrategia de marketing.
Consumidores preocupados por su privacidad
Las preocupaciones de los consumidores sobre la privacidad también han aumentado a lo largo de los últimos años. El uso desenfrenado de la información – con motivaciones económicas e incluso políticas – ha provocado problemas en todo el mundo entre las empresas, los gobiernos y la población. Y es que los consumidores han escarmentado y son cada vez más conscientes del mal uso que se hace de sus datos, lo que ha repercutido negativamente en el valor comercial ofrecido por las empresas y en la confianza de los clientes en ellas.
Este panorama en evolución es lo que ha obligado, por ejemplo, a los gigantes tecnológicos Google y Apple a endurecer su postura sobre la privacidad. De hecho, el año pasado, el primero anunciaba el bloqueo de cookies de terceros a partir de enero de 2022. Y desde entonces, a medida que nos acercamos a esta fecha límite, la compañía ha ido avisando de que no permitirá la intrusión de ningún tipo de agente externo en su conjunto de servicios.
La necesidad de autorregulación en las estrategias
Cuando abordamos el uso de datos de los consumidores desde una perspectiva ética, aumenta la sensibilidad de la industria en su conjunto y permite consideraciones que incluso la ley puede no abordar. Con respecto a cómo se capturan y usan los datos, los gobiernos están estructurados para reaccionar ante eventos con legislación posterior al hecho. Pero, por el contrario, la administración de datos desde dentro de la industria del marketing tiende a producir una «regulación comunitaria» proactiva, descentralizada y adaptativa.
Esta postura proactiva proviene de la autorregulación de la industria, dentro de un marco de uso ético de datos en las estrategias. Y permite una previsión que va más allá del mero cumplimiento de las pautas legales o reglamentarias. Principalmente, porque los expertos y profesionales de la industria pueden anticipar el cambio y ser sensibles a las normas culturales, respondiendo más rápidamente de lo que puede hacerlo la legalidad y garantizando además el cumplimiento de las expectativas de los consumidores.
Sensibilidad determinando el contexto de los datos
También entran en juego las crecientes conversaciones sobre el uso de Inteligencia Artificial (IA) y de algoritmos para proporcionar un contexto adicional a la información del consumidor. Durante la última década, las innovaciones han disfrutado de gran exaltación en la industria del marketing, pero ya se ha comenzado a considerar objetivamente cómo integrar mejor estos avances técnicos dentro del marco de uso ético de datos en una estrategia.
A menudo surge la necesidad de un uso contextual de la información para comprender mejor a las personas y su entorno. Si bien los humanos están acostumbrados a la ambigüedad y a los datos cualitativos, los ordenadores no siempre están equipadas para determinar la relevancia contextual de los datos. En un mundo donde el uso de la IA está cada vez más extendida, debemos preguntarnos si la tecnología avanzada es tan hábil como los humanos para tomar buenas decisiones sobre cómo utilizar adecuadamente la información.
Programar la IA para no cruzar líneas rojas
¿Se puede confiar en la Inteligencia Artificial y en los algoritmos para hacer las preguntas correctas e interpretar los datos de manera adecuada? Es precisamente aquí donde establecer un marco ético en torno al uso de la información se convierte en un esfuerzo oportuno, ya que se trata de sentar las bases para un futuro.
Nuestra dependencia colectiva de los datos no muestra signos de disminuir, y el camino a seguir hacia usos cada vez más avanzados no tiene por qué estar empañado por sospechas y dudas. Por eso, al establecer un marco de uso de datos éticos, las organizaciones pueden moldear una conciencia de la industria que genere confianza pública a largo plazo y que, en última instancia, impulse el valor comercial.
Te recomendamos:
Big Data: cómo lo usan las redes sociales
Cómo la inteligencia de los móviles está cambiando el mundo del marketing