Tecnología

La biometría, el reemplazo de las contraseñas tradicionales

Acceder a lugares restringidos, al metro o recibir publicidad personalizada mediante el uso del reconocimiento facial, la huella dactilar o el iris del ojo puede parecer algo de película, pero este tipo de tecnologías se encuentran entre nosotros desde hace ya varios años, y muchas ya las usamos en nuestro día a día. Hoy, desde Actions, os mostramos todas las ventajas de la seguridad biométrica y como implantarla en tu empresa o negocio.

Se conoce como seguridad biométrica a la utilización de la biometría para proteger y proporcionar robustez a dispositivos, instalaciones o cualquier tipo de información confidencial, estableciendo un mayor grado de protección frente a los métodos de seguridad tradicionales como contraseñas, claves de un sólo uso o tarjetas de acreditación.

Poco a poco esta tecnología va consagrándose como la manera más segura para evitar fraudes y acelerar procesos, generando confianza entre los usuarios

Podemos encontrar 3 tipos de seguridad biométrica

  • La biometría biológica. Emplea rasgos a nivel genético y molecular como el ADN o la sangre, que pueden medirse utilizando una muestra de los fluidos corporales.
  • La biometría morfológica. Se refiere a la estructura del cuerpo humano. Rasgos faciales como el ojo, la forma de la cara u otros aspectos como la huella dactilar pueden mapearse para su uso con escáneres de seguridad.
  • La biometría del comportamiento. Se centra en patrones únicos de cada persona. La forma de caminar, hablar o incluso escribir en un teclado puede ser un indicio de su identidad si se rastrean estos patrones.

 

Principales ventajas de utilizar la seguridad biométrica en tu empresa

La seguridad biométrica y su empleo en la tecnología moderna y en las aplicaciones digitales ofrecen múltiples ventajas:

Seguridad y garantía

La probabilidad de que la información de seguridad tradicional como contraseñas, PINs u otros métodos de identificación personal, sean robados, cada vez es mayor. Por este motivo, las soluciones biométricas garantizan un mayor nivel de protección, utilizando la identidad de un usuario como principal medio de autenticación para acceder a información sensible, verificando aspectos como algo que el usuario tiene o algo que es.

 

Experiencia de usuario cómoda y rápida

Aunque es cierto que desarrollar una solución biométrica es algo muy complejo, de cara a la experiencia del usuario su uso es muy sencillo e intuitivo. Un lector de huella dactilar o un sensor de reconocimiento facial permite la autentificación en segundos, una opción mucho más rápida y segura que una contraseña tradicional. Además, olvidar una contraseña de caracteres tradicional es algo muy común mientras que con la biometría no es necesario memorizar ninguna clave.

 

Intransferible

La autenticación biométrica requiere la presencia física del usuario en el momento de la autorización ya que no se puede transferir ni compartir.

 

A prueba de falsificaciones

Los datos biométricos, son casi imposibles de duplicar con la tecnología actual. Hay una posibilidad entre 64.000 millones aproximadamente de que tu huella dactilar coincida exactamente con la de otra persona.

 

Muchos estamos acostumbrados a identificarnos en internet mediante usuario y contraseña, pero como ya sabemos, esta información puede ser obtenida mediante diferentes métodos como ciberataques, presión social, phishing etc. Mientras que el robo de datos biométricos es algo mucho más complicado.

Sin embargo, la autentificación biométrica también tiene problemas de seguridad, como en casi todo, y podemos encontrarnos con vulnerabilidades y problemas.

Normalmente un sistema de seguridad biométrica consta de tres partes: sensor, hardware (ordenador, móvil, Tablet…) y software. En cada una de estas partes pueden aparecer vulnerabilidades o problemas que pueden comprometer la seguridad a la hora del inicio de sesión. Una serie de inconvenientes que pueden ralentizar el buen funcionamiento de los dispositivos y poner en riesgo nuestra privacidad.

En el caso del sensor estamos ante un dispositivo electrónico que registra nuestra información y la lee cuando lo necesita. Sin embargo, esa huella digital, esa información, podría ser duplicada por un ciberdelincuente. Así lograría engañar a ese sensor para hacerle creer que somos nosotros, queriendo acceder a una plataforma o equipo.

Otra parte es el equipo que almacena esa información. Pudiendo ser este un ordenador o un dispositivo móvil, por ejemplo. Esos datos se almacenan en una base de datos biométrica, que en realidad es un conjunto de datos. Pueden aparecer vulnerabilidades que pongan en riesgo la seguridad de esos datos. El principal problema es que no podemos cambiar nuestra huella dactilar, por ejemplo. Si descubren nuestra contraseña siempre podemos cambiarla, pero ¿qué pasaría si nos roban los datos de reconocimiento facial o huella dactilar?

Por último, la tercera parte es el software. Es lo que conecta el hardware, el dispositivo que usamos, con el sensor. Un hacker podría utilizar una muestra biométrica falsa y de esta forma acceder a un dispositivo o modificar su software.

Definitivamente, la seguridad biométrica ha evolucionado mucho en los últimos años, y todo hace indicar que a corto y medio plazo estará cada vez más presente en nuestras vidas.

Pese a esto, lo cierto es que no estamos ante métodos infalibles para proteger nuestros registros. Siempre debemos tener en cuenta la importancia de preservar la seguridad y la privacidad de nuestros dispositivos, aunque debemos saber que siempre somos susceptibles de recibir diferentes tipos de ataques.

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