Tecnología

¿Hacia dónde va el blockchain?

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A medida que la digitalización ha ido trasladando actividades comunes a los espacios virtuales, el ser humano se ha visto en la necesidad de desarrollar tecnologías específicas que le faciliten el manejo y la distribución de los datos. Y entre las muchas que han surgido en los últimos años destaca especialmente el blockchain, una solución por bloques que, a pesar de no ser totalmente novedosa, cada vez está encontrando más usos y aplicaciones. 

De hecho, hoy en día se habla mucho de las criptomonedas o de los NFT (Non Fungible Tokens). Y no es para menos, porque se calcula que las divisas digitales ya mueven cientos de miles de millones de dólares en todo el mundo, mientras que recientemente un token fue subastado en la Casa Christie’s por 69 millones de dólares 

 Se espera que estos negocios sigan creciendo exponencialmente en los próximos meses y años. Así que en Actions Data queremos profundizar en sus particularidades y arrojar luz sobre el papel que va a tener el blockchain en la evolución de la nueva sociedad digital. 

 ¿Qué es el Blockchain y qué utilidades tiene?

El blockchain es una tecnología que tiene sus raíces en los primeros años de la década de los 80, cuando el criptógrafo y científico computacional estadounidense David Chaum diseñó un protocolo informático para impulsar un sistema de pagos digitales que empleara firmas ciegas.   

Desde entonces, el blockchain se ha desarrollado poco a poco, hasta convertirse en una tecnología de enorme potencial que organiza los datos en bloques de forma segura y privada. Es más, se podría decir que funciona como un gigantesco libro de cuentas que no necesita de intermediarios, ya que cada actividad y proceso de interacción de los bloques es verificado y validado por todos los nodos (usuarios) que forman parte de su gigantesca ‘red’ mundial y pública. 

¿Y qué aplicaciones y utilidades tiene el blockchain para el ámbito digital? Estas son algunas de ellas:  

  • Desarrollo de criptomonedas: Creación de divisas digitales y de mercados específicos basados en ellas. ¿Sus ventajas? Su seguridad, su transparencia o los bajos costes asociados a sus operaciones. 
  • Establecimiento de contratos inteligentes: Su avanzado sistema de validación de documentos permite llevar a cabo gestiones y trámites online, en tiempo real y de manera efectiva y segura. 
  • Certificación de documentos para notarías y registros: Los notarios ya analizan las posibilidades que pueden brindarles esta tecnología a la hora de hacer su trabajo.  
  • Almacenamiento seguro de la información: Al gestionar los datos de forma descentralizada, el blockchain contribuye a la protección de la información sensible.  

El futuro del blockchain

En consecuencia, queda claro que sus posibilidades son enormes y que esta tecnología vive un momento de auge. Es más, según un informe de la consultora PwC, el blockchain  podría acabar incrementando el PIB mundial en 1,48 billones de euros para 2030, con un impacto directo en el PIB español de 20.182 millones de euros.  

Datos que no deberían sorprendernos, porque es evidente que desde el inicio de esta década se ha ido integrando como una solución habitual para las aplicaciones del sector financiero; así como para otros ámbitos en menor medida. Y es que, de lo que no hay dudas es que tiene potencial para convertirse en el catalizador que revolucione Internet y la propia sociedad, tal y como los conocemos.  

Sin embargo, hay muchos factores en juego que marcarán su destino. De hecho, todavía es pronto para afirmar su éxito futuro y considerarla como la tecnología que estará detrás de la mayor parte de las transacciones mundiales que se hagan en los próximos años. Y esto es así porque es una vía que aún está arrancando y que debe superar ciertos desafíos asociados a la digitalización de la sociedad.  

En pleno 2021, apenas 50 millones de personas la utilizan. Así que es una gran desconocida que aún genera escepticismo. Y motivos hay también para ello, porque no se pueden negar tampoco sus evidentes desventajas: desde la ausencia de una normativa que la regule, hasta la desconfianza que generan los bienes intangibles, por no mencionar las reticencias de grandes entidades, como los bancos, a dar el pleno control a los usuarios y a quedar fuera de las transacciones. 

Por lo tanto, también hay un riesgo real de que el blockchain se convierta en una simple burbuja. Y que acabe de una manera o de otra dependerá de lo bien que se consiga integrar en los procesos de transición digital que están actualmente produciéndose, así como de su capacidad para convencer a la sociedad de que confíe su desarrollo y crecimiento a algo imperceptible a simple vista: los bits. 

 

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