La crisis sanitaria que se originó a finales de 2019 no es el único gran contratiempo que está teniendo que afrontar la sociedad moderna en la actualidad. En su caso, también está sufriendo otros problemas a gran escala que están condicionando el desarrollo social y económico de gobiernos, empresas y ciudadanos. Y uno de los más importantes afecta a la escasez de los semiconductores, ya que está impactando frontalmente con los intereses de la industria tecnológica.
En ACTIONS queremos arrojar luz sobre la situación actual que se vive al respecto y hacer un breve análisis sobre el futuro a corto y medio plazo que nos espera. ¿Tenemos motivos para preocuparnos? ¿Se solucionará pronto esta crisis? Aquí vamos a intentar responder a estas cuestiones, por lo que te animamos a que no te pierdas todo lo que tenemos que contarte.
Qué son los semiconductores y por qué su escasez está siendo tan importante
En una sociedad tan dependiente de la tecnología como la actual, que haya problemas en los suministros de los semiconductores es motivo de preocupación. En su concepto más básico, estos son materiales o elementos que tienen la capacidad para conducir la electricidad. Así que se utilizan habitualmente para la creación de chips y de circuitos integrados; de ahí que, por extensión, también se utilice el mencionado término para nombrar a estas pequeñas piezas tecnológicas.
Hoy en día, prácticamente cualquier aparato eléctrico cuenta con circuitos y microchips. Desde ordenadores a televisores, pasando por teléfonos, lavadoras o consolas de videojuegos. Así que no sorprende que, según la consultora Gartner, en 2020 su industria mundial generara 390.000 millones de euros de ingresos.
¿Por qué se está produciendo una crisis mundial de semiconductores?
De forma acelerada, Internet ha entrado en nuestras vidas y ha cobrado importancia en todos los ámbitos de nuestro día a día. Por eso, se ha acuñado un nuevo término, el ‘Internet de las Cosas’ (IoT, por sus siglas en inglés) para definir este nuevo panorama, en el que la ‘Red de Redes’ puede conectarse con una buena parte los objetos cotidianos que usamos.
Y dados los hábitos de consumo de la actualidad, la tendencia es de alza absoluta en el sector, pues en los últimos cinco años el mercado de los semiconductores ha crecido a una tasa media anual del 5,2 %. Un dato que incluso recientemente ha empezado a quedar obsoleto, porque hablamos de un incremento del 10,8 % de 2020 respecto a 2019; así como de un aumento totalmente desbocado en el tercer trimestre de 2021, del 27,6 % interanual y del 7,4 % respecto al trimestre anterior.
Y es que se está produciendo lo que muchos expertos denominan como ‘cuello de botella’. Es decir, excesiva demanda ante una escasa oferta. Un fenómeno que se debe a varias razones:
- Sanitaria: La propia crisis provocada por el COVID-19 provocó el cierre provisional durante meses de fábricas y la paralización de las industrias. Muchos trabajadores se tuvieron que confinar, hubo pérdidas millonarias y las empresas se vieron obligadas a hacer recortes y reajustar en sus plantillas.
- Geopolítica: China es el principal exportador mundial de semiconductores, y sus diferencias con Estados Unidos han afectado a su producción y a sus estrategias de negocio. El país asiático ha sido objeto de sanciones y aranceles que han perjudicado a su industria y que han hecho que priorice el autoabastecimiento.
- El auge de las criptomonedas y del minado: La ‘fiebre’ de las nuevas divisas criptográficas, como el bitcoin, ha provocado que muchas personas traten de hacer negocio a nivel particular, mediante el uso de tarjetas gráficas de gran potencia.
- La reducción de fabricantes de chips de alta tecnología: En 2003 hasta 18 grandes empresas estaban en condiciones de fabricar estos circuitos, hoy solamente son tres las que pueden hacerlo.
¿Cuál es el futuro que le espera a esta crisis de semiconductores?
Lamentablemente, no se vislumbran soluciones inmediatas. Se trata de un problema causado por múltiples factores y que requiere de la implantación de varias medidas para empezar a arreglarse. La principal, la puesta en marcha de fábricas y de un tejido industrial más sólido para incrementar la producción, principalmente fuera de China. Estados Unidos y Europa necesitan ser menos dependientes del sudeste asiático y, por ello, se están dando cuenta de que deben invertir en sus propios negocios de fabricación de semiconductores.
Esto no es algo que se puede hacer de un día para otro, sino que requiere de al menos un par de años de esfuerzo. El propio director general de Intel, Pat Gelsinger, ya ha hablado de 2023 como año clave para que la situación empiece a mejorar. Y, siempre y cuando, la pandemia por COVID-19 deje de condicionar la actividad de las empresas; y sea posible recuperar una cierta normalidad en cuanto a los volúmenes de producción.
Parece, por tanto, que nos esperan aún varios meses de escasez de estos productos tecnológicos y de altos precios. Tendremos que armarnos de paciencia, asumir que habrá retrasos, esperas o incluso cancelaciones. Y, por supuesto, aprender de la lección y poner medidas para que esta situación no se repita en el futuro.
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